Monasterio Cisterciense Santa María la Real de Villamayor de los Montes -Burgos, España-

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HOSPITALIDAD Y ACOGIDA

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FOTOPuerta de acceso a la hospedería

Puerta de acceso a la hospedería

La M. abadesa, con su pedagogía sabia y práctica, nos invita, y da la oportunidad a cada hermana de profundizar y hacer una síntesis sobre el tema que más nos haya impactado del libro asignado para cuaresma, para compartirlo con las hermanas. Ya llevamos unos años ejercitándonos en este campo: En Adviento, Cuaresma y algunos acontecimientos especiales. Y estamos contentas, porque esto nos estimula,... la primera beneficiada es una misma ¡gracias, madre!

Sor Presentación

FOTOsor Presentación

sor Presentación

Hospitalidad- Acogida

Reflexión a partir del libro de Joan Chittister: "El monasterio del corazón", inivitación a una vida llena de sentido.hosp1

 1º-En el A.T. (Gn. 18,1-15) nos encontramos con la pieza más clásica de la hospitalidad oriental. Abrahán, sentado a la puerta de la tienda, alza la vista y ve a tres hombres misteriosos,- nada menos que al mismo Dios y dos ángeles- en la encina de Mambré-. Corre a su encuentro, y postrado en tierra, les invita a entrar: “No pases de largo, Señor”: Les ofrece agua para lavar los pies; descanso junto al árbol, y alimento para reparar fuerzas para el camino. Abrahán, modelo de hospitalidad, se vuelca en atenciones, les ofrece lo mejor que tiene, y finalmente se levanta para despedirlos cortésmente. Conocemos la historia: Sabemos que tiene un corazón grande y disponible para acoger a todos sin excepción. Dios que no se deja ganar en generosidad, premia su hospitalidad con el hijo de la promesa.

Para Dios nada es imposible

En Gn 19 también tenemos otro modelo de hospitalidad, el de Lot. Estos ángeles llegan a Sodoma, y Lot que está sentado a la puerta, al verlos los invita a entrar.

 2º-En el N.T. (Lc, 10-38) nos encontramos con el familiar relato de Marta y María, tan entrañable y cercano. El nombre de la aldea judía: Betania. Es uno de los más bellos del Evangelio; es sonoro, fácil de pronunciar. Orígenes lo traducía como “casa de obediencia”, otros como “casa del pobre”, o también como “casa de lo higos y los dátiles”. Esto nos remite a un lugar de descanso y paz.

Nos imaginamos la escena: Jesús y sus discípulos llegan a casa de sus amigos. Lázaro, como jefe de la familia les invita a comer. Marta, encantada con la idea se apresura a organizar todo; pero enseguida se da cuenta que han llegado mas de 13 a comer. ¡Que trabajo supone-lo sabemos por experiencia- cuando de improviso se nos presentan tantos invitados! Preparar, disponer, atender y, lo más importante, no perder la calma, la sonrisa, la amabilidad, los nérvios.
Seguro que les horneó el clásic
hosp2o pan que todavía preparan por allí, unas pocas verduras, con higos y dátiles, y un vasito de vino dulce.
Se entiende un poco que se enfadase Marta. Le faltaban manos, y se agobió. Al final, cansada y molesta de su hermana, se para; y con la confianza que se tiene con el amigo, increpa a Jesús para que imponga su autoridad. Intuyo que no sabía que tenía al mismo Dios en su casa, de lo contrario hubiera sido más discreta. ¿Nos hubiéramos atrevido nosotras a decir lo mismo, si por ejemplo llegase el Papa como invitado a nuestra comunidad? Seguro que no.

Intuimos por este relato que Marta era una mujer valiente, decidida, atractiva y amorosa al máximo. Pero si no hubiese protestado, no nos hubiéramos enterado de cómo se puede practicar la caridad y la hospitalidad al unísono.
También María es un símbolo de hospitalidad, aunque lo demuestra en silencio, como modelo de contemplación. Escucha, contempla, no habla de sí misma, no se inquieta. Seguro que sonreía.

 Pido al Señor que me conceda la gracia de ser una pequeña Betania para acogerlo siempre en mi corazón, en el que se sienta a gusto; y también descubrirlo siempre en las hermanas

  -HOSPITALIDAD CISTERCIENSE, R.B. c. LIII

Bien claro nos lo dice S. Benito: “tratar al huésped como al mismo Cristo”.En v.1 de este capítulo se dice de Jesús:”Huésped fui y me recibisteis” ¡Pobre Jesús, que mal lo trataron en algunas comidas! En casa de Lázaro descansaba, pero en otras debía estar bastante incómodo, ya que pensaban mal de Él, lo criticaban (porque comía con pecadores y publicanos) incluso eran maleducados, pues no seguían las normas de la cortesía judaica: agua para lavarse los pies, el beso de la paz, la unción con aceite, etc.  Cristo, no tenía casa en este mundo, pero tenía y tiene un corazón tan grande, que acoge a todos sin excepción.
Tenemos que honrar a cualquiera que llegue, “pero sobre todo a los hermanos en la fe y a los peregrinos”.
Del v.2 resalto el poder beneficioso de la oración: ponernos delante del Señor, y saludar con el ósculo de la paz.
El v.7 nos invita a descubrir la presencia de Dios en el hermano, que es lo más importante: “postrarnos en tierra” es un gesto de mucha humildad, pero no lo podemos tomar al pié de la letra hoy día. Lo trasladamos al propio corazón, como imagen explícita de adoración a Cristo, el Señor.
El v.9- nos invita al apostolado. No solo hay que ser educado con los huéspedes y visitantes; sobre todo hay que encaminarlos hacia Dios con una palabra de salvación: “Léase al huésped la Ley divina para que se edifique, después escúchenlo con atención”. Tamb
ién debemos ser precavidas con los ricos y poderosos ya que ellos mismos nos inspiran respeto, y como buenas cistercienses, tenemos que vivir libres de prejuicios y no tener respetos humanos para nada.
En el v. 16, San Benito nos dice que no “deben faltar huéspedes en los monasterios, aunque a veces puedan llegar a horas imprevistas” (como ocurrió en  Betania).

Es Cristo que pasa

 



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